"Un maestro trabaja para la eternidad, nadie sabe dónde acaba su influencia." Henry Brooks Adams

La casa ciega y otras ficciones

$22.000

Sin salida posible, los universos evocados en La Casa Ciega parecen evocados por una especie de existencialismo extremo, donde el infierno no sólo son los otros, sino por uno mismo, los espejos y la naturaleza. En este universo todo está vacío y el vacío mismo es un engaño. Frente a la estética de la violencia, La Casa Ciega propone una estética de la repulsión.

Lauro Zavala

Puede llamarse La Casa Ciega o la calle ciega, en todo caso se trata de espacios habitados pero ciegos, porque los seres que los ocupan huyen de ellos a tientas, expulsados por los bichos que buscan un hábitat que les pertenece, más que al hombre. Sólo los espejos y los sueños permanecen como única posibilidad de equilibrio que puede ser alcanzado por estos personajes prisioneros de la ansiedad.
De cualquier modo el mundo y sus miserias se vuelcan en la experiencia onírica y empujan al hombre –y a la mujer- hacia el aislamiento, en una búsqueda esquizofrénica de lo otro, aunque no se sepa cómo hombres y mujeres son seres incompletos que, como en muchos cuentos de Arreola, se buscan para desjuntarse.
Estas son algunas imágenes que se desprenden de las minificciones de Nana Rodríguez, cuyo lenguaje invita a asumir la literatura como un camino que también es búsqueda de respuesta, al menos a la condición de lo que somos y fuimos en un siglo tan deplorable como el que nos tocó vivir.

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Descripción

Sin salida posible, los universos evocados en La Casa Ciega parecen evocados por una especie de existencialismo extremo, donde el infierno no sólo son los otros, sino por uno mismo, los espejos y la naturaleza. En este universo todo está vacío y el vacío mismo es un engaño. Frente a la estética de la violencia, La Casa Ciega propone una estética de la repulsión.

Lauro Zavala

Puede llamarse La Casa Ciega o la calle ciega, en todo caso se trata de espacios habitados pero ciegos, porque los seres que los ocupan huyen de ellos a tientas, expulsados por los bichos que buscan un hábitat que les pertenece, más que al hombre. Sólo los espejos y los sueños permanecen como única posibilidad de equilibrio que puede ser alcanzado por estos personajes prisioneros de la ansiedad.
De cualquier modo el mundo y sus miserias se vuelcan en la experiencia onírica y empujan al hombre –y a la mujer- hacia el aislamiento, en una búsqueda esquizofrénica de lo otro, aunque no se sepa cómo hombres y mujeres son seres incompletos que, como en muchos cuentos de Arreola, se buscan para desjuntarse.
Estas son algunas imágenes que se desprenden de las minificciones de Nana Rodríguez, cuyo lenguaje invita a asumir la literatura como un camino que también es búsqueda de respuesta, al menos a la condición de lo que somos y fuimos en un siglo tan deplorable como el que nos tocó vivir.

Información adicional

Peso 0,3 kg
Dimensiones 14 × 21 cm
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